La Fiscalía Especializada en Materia Ambiental realizó un cateo y clausura en un inmueble de la colonia Caracol en Monterrey, después de recibir denuncias por olores fétidos y humo constante, que alarmaron a los vecinos.
El día de la intervención, una Agente del Ministerio Público, apoyada por agentes de la Agencia Estatal de Investigaciones y peritos del Instituto de Criminalística, ejecutó una orden judicial en el lugar que anteriormente funcionaba como la panadería “Lisboa”.
Dentro del inmueble, las autoridades encontraron evidencia de una operación clandestina de cremación de animales.
Se localizaron restos óseos calcinados en un recipiente metálico y en un horno, además de cenizas en la cochera y hollín en un ducto ubicado en la terraza.
También se documentaron manchas rojizas y varios recipientes con sustancias que serán analizadas por los peritos.
Como parte del aseguramiento, se decomisó una motocicleta Italika negra que estaba dentro del lugar.
Tras el cateo, la Fiscalía ordenó el aseguramiento oficial del local mientras continúan las investigaciones para determinar quién operaba el crematorio y bajo qué condiciones lo hacía.
La intervención fue motivada por un Informe Policial Homologado de la Protección Civil de Monterrey, basado en quejas ciudadanas acumuladas sobre el olor, el humo y el funcionamiento irregular del sitio.
Por su parte, la Panadería Lisboa emitió un comunicado para deslindarse del inmueble inspeccionado, argumentando que su negocio ya no tenía relación con ese local desde hace tres años.
Aseguran que el edificio clausurado les fue pedido por el propietario y que no estaban al tanto de las actividades ilegales que ahí se realizaban.
Recientemente en Quintana Roo se descubrió otro crematorio irregular de mascotas, donde se encontraron 150 cadáveres animales en predios baldíos y los responsables fueron detenidos por fraude.
Asimismo, la Fiscalía de Ciudad de México aclaró que en un presunto crematorio clandestino en Iztapalapa, los restos óseos hallados eran de animales, aunque inicialmente se temió que fuera algo más grave.
Estas situaciones evidencian la necesidad de una mayor regulación y vigilancia sobre los servicios funerarios para animales.
