Disney enfrenta una nueva controversia judicial luego de que un animador presentó una demanda en su contra y contra el director James Cameron, al acusarlos de utilizar elementos clave de su obra en la película Avatar: The Way of Water sin autorización.
Un litigio en momento clave para la franquicia
La acusación surge en un contexto delicado para el estudio, cuando la tercera entrega de la saga ya se exhibe en algunos mercados y su estreno internacional avanza, mientras el litigio amenaza con escalar y generar consecuencias legales y comerciales relevantes.
El origen del reclamo creativo
El demandante, Eric Ryder, sostiene que colaboró a finales de los años noventa con Lightstorm Entertainment en el desarrollo de un proyecto basado en su historia de ciencia ficción titulada KRZ, cuyos conceptos —afirma— fueron incorporados posteriormente a la franquicia Avatar.
Paralelismos señalados ante la justicia
La demanda, presentada en un tribunal federal de California, detalla similitudes que Ryder considera sustanciales, como la presencia de seres antropomórficos, escenarios oceánicos y una corporación humana que explota recursos naturales de forma agresiva, elementos que identifica en Avatar: The Way of Water.
El punto más sensible del conflicto
Uno de los ejes centrales del reclamo es la inclusión de una sustancia de origen animal capaz de prolongar la vida humana, concepto que Ryder afirma era fundamental en KRZ y que no apareció en la primera película de Avatar, sino hasta la segunda, lo que refuerza su acusación de apropiación específica.
Antecedentes y nuevo escenario legal
Ryder ya había presentado una demanda en 2011 relacionada con la primera entrega de Avatar, la cual fue desestimada al determinarse que Cameron había desarrollado su historia con anterioridad; sin embargo, esta nueva acción legal sostiene que los presuntos actos de copia se manifestaron por primera vez en la segunda película.
Riesgos legales y presión mediática
El reclamo económico asciende a al menos 500 millones de dólares e incluye la posibilidad de solicitar una orden judicial que frene la exhibición de nuevas entregas.
Hasta ahora, Disney no ha emitido una postura pública detallada, mientras el caso reaviva el debate sobre los límites entre inspiración y apropiación en Hollywood.
