La llamada marcha de la Generación Z movilizó este sábado a miles de personas en diversas ciudades del país, con epicentro en la Ciudad de México, donde el contingente partió del Ángel de la Independencia rumbo al Zócalo capitalino.
Desde las primeras horas, jóvenes, familias, colectivos y grupos provenientes de Michoacán se congregaron vestidos de blanco y portando sombreros típicos de Tierra Caliente, mientras exigían un alto a la violencia y justicia para víctimas como Carlos Manzo, el exalcalde de Uruapan asesinado el 1 de noviembre.
A lo largo de Paseo de la Reforma, los manifestantes avanzaron entre consignas como “fuera Morena” y “no somos bots”, en respuesta a los señalamientos del gobierno federal sobre supuestas campañas digitales.
La convocatoria tuvo alcance nacional, con réplicas en ciudades como Cancún, Toluca, Xalapa, Tuxtla y San Cristóbal de las Casas, donde marcharon sectores de distintas generaciones, desde jóvenes hasta adultos mayores que se sumaron para exigir seguridad y la renuncia de autoridades.
La tensión creció al llegar al Centro Histórico de la Ciudad de México.
Jóvenes treparon la valla metálica que rodea el Palacio Nacional y comenzaron a golpearla, mientras elementos de seguridad respondieron con gases lacrimógenos, polvo y extintores. Los manifestantes se replegaron entre gritos y denuncias de represión.
En respuesta, otros asistentes lanzaron cohetones hacia el otro lado de las vallas, en un intento de contener el avance policial.
En Cancún, la marcha mostró una fuerte presencia de personas mayores ante la baja asistencia juvenil. Ahí, testimonios como el de Sofía, una estudiante que relató haber crecido con miedo en un entorno violento, marcaron uno de los momentos más emotivos. “Creo que algo que me entristece es que la gente de mi edad teme salir de su casa”, dijo con las manos pintadas de rojo en señal de protesta.
Estados como Veracruz y Chiapas también registraron movilizaciones nutridas.
En Xalapa, los manifestantes avanzaron por el Centro Histórico gritando “Manzo no murió, el gobierno lo mató”, mientras exigían la renuncia de autoridades morenistas. En Tuxtla, incluso el exalcalde panista Valdemar Rojas, de 97 años, se unió a la protesta para demandar seguridad y denunciar el avance de la delincuencia.
Aunque cada ciudad tuvo su propia dinámica, el mensaje fue contundente: la violencia, las desapariciones, la percepción de abandono institucional y el asesinato de Carlos Manzo detonaron una jornada nacional de protestas marcada por el hartazgo social. En varios puntos del país se anunciaron nuevas movilizaciones para la tarde y los próximos días.



